Si te queda la mitad del desconsuelo
la décima parte
la milésima parte del desconsuelo
eres inviolable.
(Vulnerable, inviolable).
Si la algarroba te confía
un ángulo de dulzura en la boca
y conservas todavía en las palmas de las manos
el seco calor tan leve de tus muertos
seguramente eres tan vulnerable
como inviolable
y yo casi lo mismo por saber que tú existes.